Fotografía tomada en 1948.
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____________________"UN PRESENTE CON REFLEJOS DEL PASADO" ____________________ (Reseñas históricas - relatos - anécdotas - archivo fotográfico y documentos)
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FIESTAS PATRONALES
Todos los pueblos tienen historias, historias que merecen ser contadas, la que yo quiero rescatar es una relacionada con la celebración de las Fiestas Patronales en honor a la Virgen Inmaculada Concepción. Para eso me dirigí hasta la Capilla, para buscar datos, fechas, cifras, pero los gruesos muros de la antigua construcción sólo me trajeron a la memoria los picados de fútbol, donde los altos pilares de ingreso al Pretil formaban el arco y la reja de los mismos, la red que contenía a la pelota en cada penal ejecutado.
Caen las hojas como lluvia, marcando la estación de otoño y a mi no me cae la ficha que me inspire una buena narración. Recurrí entonces al arcón de recuerdos de nativos octogenarios que dispuestos a ser escuchados en una cálida ronda de mates empezaron a deschalar vivencias de cuando jóvenes participaban del novenario a la Patrona de Los Reartes, y como si el pueblo fuera un libro que previamente desempolvaron de un soplido, buscaron en las páginas de su memoria “Fiestas Patronales”, y el capítulo donde se detuvieron a relatar era 1954.
… Antes se concurría a la Iglesia con ánimo religioso y festivo y ese año no fue la excepción, donde asistían los feligreses desde los cuatro puntos cardinales de la región. Para muchos era el reencuentro después de un año, se alojaban en casas de familiares, amigos, hospedajes: una rescato entre tantas La Aurora de Don Modesto Márquez, donde la figura grande de Doña Úrsula Cortéz con su infaltable cigarro colgado de los labios, preparaba los platos más apetecibles y reparadores después de un largo viaje. La gente de la sierra que en su mayor parte se desplazaba a caballo para ordenar sus fletes en un sitio conveniente, se dirigían a La Quinta, establecimiento de Don Santiago Menvielle. Algunas de las fondas que se instalaban por esos días eran por ejemplo Don Peralta en el galpón de la Eugenia, Don Pancho Pereyra en los ranchos que existían en la actual Plaza de la Virgen, Doña Aurelia Garay en las casas de la Iglesia y los Cámara de bajo chico también instalaban la suya.
Uno de los ancianos que me describía el año 1954 con total precisión se quedó viajando en el tiempo, sacando los más graves ronquidos al mate de calabaza ya seco, succionando con fuerza e insistencia como queriendo arrancar el fondo, me cuenta que el Cura que celebraba las misas era el Padre Simbrón bonachón y medio riñón tapado, rezaba en latín con los brazos en alto de frente al altar y de espalda al público con el acompañamiento musical de Eulogio Pérez, que dejaba sillonas las teclas de la armónio que sin respiro emitía melodías que bajaban desde el coro.
Dije gracias mientras devolvía el mate y al despedirme también me embargó la emoción de haber cargado mis alforjas con relatos de alto valor y se quedaron los viejos criollos con los ojos humedecidos, vidriosos, mirando lejos lo que no ven.
La noche oscura, la calle en penumbras, el recuerdo vivo, la proximidad de otro 25 de Mayo, con todo eso se me mezcló el ayer y el hoy, de inmediato invadieron los espacios vacíos de Los Reartes duendes de antaño con quienes nos visitan en la actualidad y me llevé puesto en la procesión, agrupaciones gauchas, al Padre Nicolás, niños de la escuela, feligreses, al tiempo que cargando al hombro con la imagen de la Inmaculada Concepción iban cabezas cubiertas Doña Elena Rodríguez, Pura Bracamonte con su hijo un jóven Dardo Quiñones, Domingo Britos y el Vizcacha Basualdo. La vuelta a la manzana a paso lento, todos juntos como ovejas que desconocen el corral, rezos, cánticos, ruidos de coscojos, lonjas, espuelas, dedicatorias, saludos, los vivas, besos en el manto de la Virgen y la despedida hasta el año que viene. En la fiesta locro, empanadas y vino, comparten el escenario Inti Huaira y las guitarras de Avelino Fernández y Fernández. El grupo Suyai (revelación Cosquín), invita a los bandoneones del Turco Jalil y el Negro Jololo, academias de danza presentan cuadros de chacarera, gatos y zambas, reservando para el final la jota cordobesa, la baila Don Ramón Verde y Juana Mensegué. El Chuño Cáceres despierta simpatía con sus cuentos, pero la alegría es total con las anécdotas de los hermanos Dídimo e Ignacio Pérez.
La noche gana su lugar con un manto oscuro y frío, se cierra la Fiesta con el Pericón Nacional y se confunden las estrellas con los fuegos de artificio, baile en el Club Sportivo con los tacos gastados de cuartetazo.
Al otro día la desolación, el silencio, entonces ahora caigo, quedó abierto el libro de memorias del Pueblo donde éste 25 de Mayo festejamos fecha Patria, cumpleaños número 268 y Fiestas Patronales, quedando impreso con letras grandes otra historia de Los Reartes, capítulo que pertenece al año 2006, antes de cerrar sus páginas y guardarlo me parece escuchar en algún rincón de la Vieja Capilla música de armónio y cantos en latín, prestando atención, pero mucha atención no me quedan dudas… es el vozarrón del Padre Simbrón.
Aníbal Ariel FREYTES
(Artículo publicado en “LA GUÍA”. Distribución gratuita. Año IV. Nº: 41. Mayo 2006. Pág. 10 y 11. Villa General Belgrano, Córdoba).
Caen las hojas como lluvia, marcando la estación de otoño y a mi no me cae la ficha que me inspire una buena narración. Recurrí entonces al arcón de recuerdos de nativos octogenarios que dispuestos a ser escuchados en una cálida ronda de mates empezaron a deschalar vivencias de cuando jóvenes participaban del novenario a la Patrona de Los Reartes, y como si el pueblo fuera un libro que previamente desempolvaron de un soplido, buscaron en las páginas de su memoria “Fiestas Patronales”, y el capítulo donde se detuvieron a relatar era 1954.
… Antes se concurría a la Iglesia con ánimo religioso y festivo y ese año no fue la excepción, donde asistían los feligreses desde los cuatro puntos cardinales de la región. Para muchos era el reencuentro después de un año, se alojaban en casas de familiares, amigos, hospedajes: una rescato entre tantas La Aurora de Don Modesto Márquez, donde la figura grande de Doña Úrsula Cortéz con su infaltable cigarro colgado de los labios, preparaba los platos más apetecibles y reparadores después de un largo viaje. La gente de la sierra que en su mayor parte se desplazaba a caballo para ordenar sus fletes en un sitio conveniente, se dirigían a La Quinta, establecimiento de Don Santiago Menvielle. Algunas de las fondas que se instalaban por esos días eran por ejemplo Don Peralta en el galpón de la Eugenia, Don Pancho Pereyra en los ranchos que existían en la actual Plaza de la Virgen, Doña Aurelia Garay en las casas de la Iglesia y los Cámara de bajo chico también instalaban la suya.
Uno de los ancianos que me describía el año 1954 con total precisión se quedó viajando en el tiempo, sacando los más graves ronquidos al mate de calabaza ya seco, succionando con fuerza e insistencia como queriendo arrancar el fondo, me cuenta que el Cura que celebraba las misas era el Padre Simbrón bonachón y medio riñón tapado, rezaba en latín con los brazos en alto de frente al altar y de espalda al público con el acompañamiento musical de Eulogio Pérez, que dejaba sillonas las teclas de la armónio que sin respiro emitía melodías que bajaban desde el coro.
Dije gracias mientras devolvía el mate y al despedirme también me embargó la emoción de haber cargado mis alforjas con relatos de alto valor y se quedaron los viejos criollos con los ojos humedecidos, vidriosos, mirando lejos lo que no ven.
La noche oscura, la calle en penumbras, el recuerdo vivo, la proximidad de otro 25 de Mayo, con todo eso se me mezcló el ayer y el hoy, de inmediato invadieron los espacios vacíos de Los Reartes duendes de antaño con quienes nos visitan en la actualidad y me llevé puesto en la procesión, agrupaciones gauchas, al Padre Nicolás, niños de la escuela, feligreses, al tiempo que cargando al hombro con la imagen de la Inmaculada Concepción iban cabezas cubiertas Doña Elena Rodríguez, Pura Bracamonte con su hijo un jóven Dardo Quiñones, Domingo Britos y el Vizcacha Basualdo. La vuelta a la manzana a paso lento, todos juntos como ovejas que desconocen el corral, rezos, cánticos, ruidos de coscojos, lonjas, espuelas, dedicatorias, saludos, los vivas, besos en el manto de la Virgen y la despedida hasta el año que viene. En la fiesta locro, empanadas y vino, comparten el escenario Inti Huaira y las guitarras de Avelino Fernández y Fernández. El grupo Suyai (revelación Cosquín), invita a los bandoneones del Turco Jalil y el Negro Jololo, academias de danza presentan cuadros de chacarera, gatos y zambas, reservando para el final la jota cordobesa, la baila Don Ramón Verde y Juana Mensegué. El Chuño Cáceres despierta simpatía con sus cuentos, pero la alegría es total con las anécdotas de los hermanos Dídimo e Ignacio Pérez.
La noche gana su lugar con un manto oscuro y frío, se cierra la Fiesta con el Pericón Nacional y se confunden las estrellas con los fuegos de artificio, baile en el Club Sportivo con los tacos gastados de cuartetazo.
Al otro día la desolación, el silencio, entonces ahora caigo, quedó abierto el libro de memorias del Pueblo donde éste 25 de Mayo festejamos fecha Patria, cumpleaños número 268 y Fiestas Patronales, quedando impreso con letras grandes otra historia de Los Reartes, capítulo que pertenece al año 2006, antes de cerrar sus páginas y guardarlo me parece escuchar en algún rincón de la Vieja Capilla música de armónio y cantos en latín, prestando atención, pero mucha atención no me quedan dudas… es el vozarrón del Padre Simbrón.
Aníbal Ariel FREYTES
(Artículo publicado en “LA GUÍA”. Distribución gratuita. Año IV. Nº: 41. Mayo 2006. Pág. 10 y 11. Villa General Belgrano, Córdoba).
QUIENES HACEMOS ESTE BLOG
Aníbal Segundo Freytes (Capilla Vieja, 1926)
Angela Tapia de Freytes (El Durazno, 1939)
Adriana Valentina Freytes (Los Reartes, 1963).
Angela Graciana Freytes (Los Reartes, 1964)
Aníbal Ariel Freytes (Los Reartes, 1966)
Segundo Argentino Freytes (Los Reartes, 1972)
Adriana Catalina Bertolino (Mattaldi, 1962)
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